Sin embargo, el ejercicio de reportar, de rendir cuentas, haciendo transparentes un conjunto de datos e informaciones no financieras sobre la compañía, no significa necesariamente que la empresa está comprometida con la sostenibilidad ni que sea una empresa sostenible.
El reporting puede ser un ejercicio aislado, inconexo, que se hace de manera obligada por cumplimiento normativo o es la fase final de una estrategia para una empresa que está integrando la sostenibilidad en toda su cadena de valor.
Ser (cada vez más) sostenibles.
La sostenibilidad en la empresa es una carrera de fondo y sus estrategias lo son a largo plazo. Conviene revisarlas y evaluarlas periódicamente y para su consecución se requieren altas dosis de constancia y de esfuerzo
Aquí no hay soluciones fáciles: ninguna empresa puede volverse sostenible el día después de haberlo decidido. Pero con compromiso, cada día que pasa, podemos avanzar en sostenibilidad.
Definir la política de sostenibilidad
Toda política de sostenibilidad comienza con una decisión. Al tratarse de un proceso transversal en toda la cadena de valor, se requiere de un compromiso global de la compañía. Por eso gran parte de las empresas ratifican su compromiso en sostenibilidad a través de sus máximos órganos de decisión y gobierno, como una junta general de acciones o un consejo de administración. Estos compromisos suelen ser públicos y pueden consultados por los grupos de interés y cualquier persona.
La política de sostenibilidad incluye una meta o una intencionalidad y un conjunto de compromisos corporativos, que emanan de lo que hemos denominado como propósito corporativo (branding).
Es muy importante comunicar el compromiso a todas las personas que forman la plantilla laboral y los grupos de interés.
Establecer la estructura y los recursos corporativos
La estructura y la asignación de recursos para la sostenibilidad es bastante heterogénea. Algunas empresas trabajan la sostenibilidad a través de comisiones delegadas del Consejo de Administración y otras atribuyen las funciones y las competencias a un nivel directivo y/o crean un departamento de sostenibilidad; unas empresas internalizan la política de manera completa y otras se apoyan puntualmente en profesionales y empresas de la sostenibilidad.
En cualquier caso, la tipología o la dimensión de la empresa y el nivel de intensidad de la estrategia determinan qué formula es mejor. Algunas empresas establecen una estructura al inicio de la decisión y van adaptándola conforme se desarrolla la estrategia de sostenibilidad.