Muchos clientes con los que trabajamos, a menudo nos preguntan qué es lo que va a pasar después de 2030. Es lógico que las empresas pretendan llevar su planificación estratégica más allá de ese año. Solo quedan 8 años para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Hemos conocido más agendas universales, como la Agenda del Milenio y los ODM, que no llegaron a permear en las sociedades por su marcado carácter occidental. Pero aquellos ODM y estos ODS tienen una base sólida, la de los derechos humanos. Por eso les explicamos, tal y como también proponen los organismos internacionales, que el mejor camino para cumplir con el desarrollo sostenible es diseñar y ejecutar una buena política de derechos humanos.
Es la base diferencial de la visión y del marco metodológico de Propós en sostenibilidad: el enfoque basado en derechos humanos en la empresa.
Cerca de un 92% de las metas previstas en la Agenda 2030 están copiadas del derecho internacional de los derechos humanos. Esto es, del conjunto de recomendaciones, mecanismos, procedimientos especiales y de la actividad del sistema de Naciones Unidas.
La Agenda 2030 no es un marco de acción. Ha pretendido serlo, pero se ha quedado en un marco de resultados.
Es una guía para evaluar si las estructuras, los procesos, las operaciones de las empresas están contribuyendo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, a sus metas, y a los indicadores consensuados. Pero no incluye ninguna metodología, ni un marco lógico de actuación con sus respectivos indicadores de proceso.
El mundo se ha dotado de un propósito y una narrativa comunes, pero el carácter universal de la Agenda se pierde precisamente en su catálogo de indicadores.
Porque estamos viendo cómo las organizaciones transnacionales, como la OCDE, los lobbies de la evaluación, los países y, porque no decirlo, en Europa las regiones, trabajan con indicadores diferentes para medir una misma meta. Así que los departamentos de sostenibilidad de las empresas que operan en diferentes regiones deben hacer encajes de bolillo, múltiples reportings, o índices multidimensionales para cumplir con su evaluación sostenible.
Ahora que se habla tanto de enfoques y de perspectivas, la metodología más razonablemente aproximada a la Agenda 2030 es el enfoque basado en derechos humanos. Algo que nació en su génesis para las políticas de cooperación al desarrollo, pero que se ha convertido en un verdadero instrumento de planificación, organización y desarrollo para cualquier política, en empresas, en instituciones o en la sociedad civil.
Los derechos humanos son perdurables, son estables. Llevan desde siempre y están inspirando las agendas universales de desarrollo, como serán también la sólida base de los futuros acuerdos globales que se establezcan.
Quizá por eso, estamos viendo progresos importantes y necesarios en derechos humanos en la legislación comunitaria. La directiva comunitaria de diligencia debida, por ejemplo, introduce la formación y la capacitación en derechos humanos en las empresas.
Una tendencia legislativa por la que en Propós estamos haciendo un esfuerzo formador. Porque, si la Agenda 2030 y los ODS son una carátula nueva para proteger y promover los derechos humanos, entonces la formación en derechos sigue siendo una palanca estratégica para lograr cumplir con los ODS y los objetivos que vengan después.
Necesitamos que los departamentos de sostenibilidad y el capital humano para la sostenibilidad tengan destrezas, conocimientos y competencias en el uso, en el manejo y en la incorporación del derecho internacional de Derechos Humanos, que es la mejor forma del ser y del hacer sostenibles, y la mejor metodología para planificar y organizar la empresa de forma estable, perdurable y sostenida en el tiempo.